Te vi, luz radiante de vida
ángel que tocaste mi corazón,
te quedaste con mi fe y mi esperanza
y me arrebataste la razón.
Te vi, mar sereno y calmado
fuente de paz y sosiego,
aprendí a conocer tus mareas
y hasta hoy te busco en el cielo.
Te vi, montaña nevada de escarcha
fría en el calor de la tarde,
conocí tu aplomo y cordura
y me quedé aquí anhelante.
Te vi, un día de atardeceres
brillante con tus ojos de mar
te tuve en mis horas de locura
y te quedaste en mi pensar.