Tal vez pequé de manipuladora...
o tal vez me dejé manipular...
lo cierto es que abrí la partida de un juego
que me hacía falta ganar.
No sé si al final salí perdiendo
o si sólo me dejé ganar,
pero siento que quedamos en tablas,
porque simplemente ganó la voluntad.
Y el doble de cuatro es mucho
para una partida fugaz
cuando las almas luchan oprimidas
ante una pasión venida a más.
En fin, espero que la partida continúe
sin que nadie tenga que luchar
por ser vencedor o ser vencido
porque no sería justo llorar.